Historia del café en Costa Rica

Invertir en la industria del café

Los cultivadores y comerciantes de la industria cafetera han transformado la economía costarricense y han contribuido a la modernización del país, proporcionando financiación a jóvenes aspirantes a estudiar en Europa. Además, una carretera construida entre 1844 y 1846 que conducía del Valle Central al puerto de Puntarenas revitalizó la zona de valles y montañas de las actuales poblaciones de Grecia, Palmares, San Ramón y Sarchí, dando un nuevo impulso a la expansión del cultivo del café en suelo costarricense.

Fue entoncescuando comenzó a circular la leyenda delgrano de oro. El auge del café, que dio lugar a una oligarquía que prosperó claramente más que otras, refleja una realidad innegable: el café liberó a Costa Rica de la pobreza y le permitió llevar un estilo de vida más cómodo.

El café contribuyó al progreso

Losingresos generados por la industria del café en Costa Rica financiaron el primer ferrocarril que unió el país con la costa atlántica en 1890, el "Ferrocarril al Atlántico". La propia construcción del Teatro Nacional de San José, inaugurado en 1897, se hizo realidad gracias al café.

El grano de café dorado también formó parte de la base económica que influyó en la aparición de ejemplos concretos de "progreso"en Costa Rica durante este periodo. San José fue una de las primeras ciudades del mundo en contar con un sistema de alumbrado eléctrico, después de París, Londres y Nueva York. El alumbrado público se inició en San José el 9 de agosto de 1884, con la existencia mediante una central eléctrica instalada por Amon Fasileau Duplantier en los terrenos de la fábrica de café Tournon.

El repentino declive

del siglo XX llevó a los agricultores costarricenses a plantearse cómo integrarse en nuevas zonas del mapa cafetero y aumentar la producción. En respuesta al empobrecimiento inminente de miles de agricultores desprotegidos frente a la crisis financiera mundial de los años treinta, el gobierno costarricense adoptó una serie de medidas que sentaron las bases de la estructura moderna de la producción cafetera costarricense.

Estas medidas incluyeron la creación del Instituto para la Defensa del Café (IDECAFE) en 1933, que más tarde se convertiría en la Autoridad del Café, hoy Instituto del Café Costarricense (ICAFE), cuyo principal objetivo era regular las relaciones y mediar entre los distintos sectores del negocio cafetero.

La necesidad de aumentar la productividad

Tras la Segunda Guerra Mundial, la demanda de café costarricense creció, pero la productividad del país disminuyó. Era hora de que el país introdujera cambios fundamentales. Tras un proceso de investigación muy cuidadoso, empezó a sustituir las variedades "Typica" y "Bourbon", de alto transporte y baja productividad, por las variedades pequeñas "Caturra" y "Catuai". Este cambio aumentó la densidad de cultivo, que pasó de una media de más de 1 000 a 3 000 plantas por hectárea. También se introdujeron otros cambios importantes en las técnicas de poda y el uso de la sombra.

El éxito de las exportaciones se basó en la calidad de los

Los cambios a escala internacional también desempeñaron un papel importante. Se introdujo el Convenio Internacional del Café y con él un sistema de cuotas de exportación que garantizaba un precio mínimo. Costa Rica centró sus esfuerzos en mejorar sus técnicas de producción. Hacia 1973, Costa Rica duplicó su rendimiento respecto a 1955. La colocación de Costa Rica a la cabeza de la productividad cafetera mundial es una clasificación que se debió a la política de calidad promovida por el ICAFE.

Distribución proporcional de los beneficios del café

Los caficultores tuvieron acceso a granos de café mejorados, por lo que acordaron plantar únicamente variedades de café Arábica -el gobierno estableció una ley que sigue vigente-, siempre que los cafetos puedan adaptarse hábilmente a las condiciones del suelo, el clima y la sombra. Aún más, la base de comercio justo en la que se apoyan el gobierno costarricense y la industria cafetera es que los ingresos de exportación se reparten proporcionalmente entre productores, molineros y exportadores, lo que ha contribuido a consolidar aún más la posición de Costa Rica en el mercado internacional. Este modelo empresarial nacional, conocido como sistema de liquidación, es único en el mundo.

En Costa Rica, ha seguido el ritmo

El cambio global en los hábitos de consumo, ha contribuido a crear nuevas tendencias tanto en el cultivo del café como en las preferencias de compra, así como la evolución de los gustos de los consumidores en Costa Rica, presentan nuevos retos que la industria del café se está tomando muy en serio. Esto se refleja en la proliferación de cafés orgánicos certificados, con certificaciones internacionales de Comercio Justo o avalados por organizaciones como UTZ y Rainforest Alliance, que certifican sus buenas prácticas agrícolas, reduciendo el uso del agua y otros factores medioambientales.

Como resultado, ha comenzado a desarrollarse una tercera ola cafetera: una generación interesada en producir, procesar, preparar para tostar y, por supuesto, beber café de muy alta calidad, lo que conocemos como café selecto o fino. Esta cultura del café de especialidad, en la que los expertos en cata y los consumidores consideran el café una obra maestra, como el vino, en lugar de una mercancía, busca la forma más elevada de apreciación culinaria del café, de modo que se pueda apreciar la sutileza de los sabores, las variedades y la región de cultivo, de forma similar a otros productos vegetales consumibles como el vino, el té, el chocolate y el cáñamo. Entre las características del café de la tercera ola figuran el comercio directo, los granos de alta calidad y el origen único (en contraposición a las mezclas).